
Si analizamos el crecimiento del
país en relación al consumo de los chilenos, es decir, a la cantidad de bienes
adquiridos, podemos notar que esta capacidad ha ido en aumento, hoy los
chilenos compran más casas, más autos, más artículos electrónicos, etc., sin
embargo, es preciso notar también, que el gobierno se ha encargado de destinar
gran cantidad de recursos en bonos que van en ayuda de los sectores más pobres,
como por ejemplo el bono por hijo, el bono por años de matrimonio o el bono
marzo, los cuales representan un aumento del ingreso familiar en períodos
determinados y permiten que la capacidad de consumo aumente, lo cual es medido
posteriormente por la encuesta CASEN entregando datos poco verídicos. Un
ejemplo de esto es el bono marzo, el cual hace posible que los chilenos adquieran
mayor cantidad de bienes relacionados con la época escolar o puedan pagar mayor
cantidad de cuentas relacionadas con otros tipos de consumos propios de esta
época del año (autopistas, patentes, seguros, etc.), sin embargo, al mes
siguiente ya no cuentan con este ingreso extra por lo cual vuelven a su propia
realidad económica. En base a esto se puede decir, que los bonos otorgados por
el estado sólo permiten un aumento en el consumo per cápita, lo cual muestra
una disminución falseada de la pobreza del país, pero no representan un aumento
real del ingreso familiar. Además de esto, este tipo de estímulos acostumbran a
las personas a recibir dinero sin esfuerzo, lo cual fomenta la pobreza en la
medida en que, es más conveniente seguir siendo pobre, para recibir incentivos
gubernamentales en lugar de estudiar o trabajar para mejorar la calidad de
vida.
Para el Gobierno de Chile, como
señala la ministra Cecilia Pérez, los bonos son una forma de compartir los
recursos obtenidos del crecimiento del país en los últimos años, además de
representar un aporte al bolsillo de los chilenos, como por ejemplo el bono
marzo, beneficio entregado en uno de los meses económicamente más complejo para
las familias. Sin embargo estos recursos no son permanentes, sino que son
beneficios ocasionales, otorgados en periodos específicos, por lo que no pueden
ser considerados como un aumento del ingreso familiar y por tal razón no se
pueden contemplar dentro de los parámetros de medición de la pobreza del país.
En conclusión, se puede decir
que, si bien los datos obtenidos a través de la encuesta CASEN muestran una
disminución de la pobreza en el país, son datos basados únicamente en la
capacidad de consumo de los chilenos, lo cual se ve potenciado por la gran
cantidad de bonos entregados por el gobierno, además del endeudamiento de las
familias, otorgando resultados poco objetivos e irreales. Es por eso que se
hace necesario el análisis del gasto de los recursos estatales sugiriéndose que
en lugar de destinar tantos recursos gubernamentales en bonos, se debieran
hacer esfuerzos reales por disminuir la pobreza del país, invirtiendo por
ejemplo, en mejor educación o regularizando los impuestos, los cuales disminuyen
aún más el ingreso familiar de los sectores más pobres y no permiten el
crecimiento real de la nación.